Pasó el Pilar de manera rara-rara, con buena parte de la afición levantada en armas contra SEROLO y el resto de la peña pasando de todo pero claudicando en taquilla para matar el gusanillo sin querer saber nada de contratos y peleas varias entre los Rodríguez y la Excelentísima, en quien también ponen sus miras quienes piensan que la institución de D. Luís María hace como que hace, pero que realmente no hace nada.
En esta tesitura, donde padre e hijo no aflojan el "mardito" parné, donde la rural institución se encomienda a su señoría y la afición sublevada no encuentra Palafox; hemos pasado una feria donde nos han birlado tres festejos del ala sin que nadie defendiera lo firmado en el pliego.
Y en este ambiente de revuelta popular en el que muchos abonados pata negra han desertado, se ha dado la feria en un tono similar a años anteriores, pues ha habido de todo: Bueno, malo y regular. Dos toreros se han caído del cartel y con probada justificación a pesar de que los agoreros sabían de buena tinta que El Juli y Morante pasarían la tarde en sus fincas fumándose un puro. Pero con los toros ha sido distinto, pues solo dos corridas se han lidiado completas: Peñajara y Bañuelos, el resto por colleras como Santafé y Valrrubio en la novillada, Núñez del Cuvillo y Parladé, Zalduendo y Vellosino, Juan Pedro Domecq y Parladé, Fernando Sampedro y Luís Terrón para rejones y José Luís Pereda y La Dehesilla para sustituir a la anunciada de Ana Romero, cuya ausencia ha sido una de las mayores decepciones de la feria. Y nadie explica nada. Varios aficionados al toro habían venido desde muy lejos (algunos) y nos han tomado el pelo. Nos han engañado. El ganadero ha hecho públicas unas declaraciones que deberían hacer sonrojar a más de uno de Zaragoza y la peña calla, lo que induce a pensar que Lucas Carrasco tiene razón. Entonces ¿qué ha pasado?, por qué se trata así a la ganadería que tanto ha ofrecido en esta plaza. Nadie habla.
En cuanto al resultado artístico si que es cierto que ha sido flojo, pero ahí la espada ha dicho mucho: Fandiño pinchó tres orejas, dos a "Duermevela", un pedazo de toro por mucho que estuviera de sobrero en Sevilla y Madrid; y otra al manso de Cuvillo; Finito pudo cortar una ante un inválido de Zalduendo rajado al final, después de una faena muy estética, igual que el Cordobés en la versión populista; Luque, Juli, Fandi y Padilla en dos ocasiones pudieron haber cortado el segundo apéndice, al igual que Hermoso, Galán o Armendáriz. Y dejaron su tarjeta de visita Paulita, una vez más, y Fernando Rey en la novillada.
En fin, terminó la feria. Los cajeros, contables y cambistas harán su labor y D. Carlos y D. Sebastián se enfrentarán a los beamontinos en una sala de vistas. A ver si se soluciona ya esto.
Foto: Carlos Moncín.
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