Hoy se lidiaba la última del año en La Misericordia. La gente venía calentita porque para los pilares no habíamos visto gran cosa, pero a la vez había ganas de recibir algo. En los tendidos estaríamos alrededor de dos mil personas y unos cuantos de Pedrola para ver a su torero, Imanol Sánchez, gente nueva, de la que no pisa la plaza si no es para eventos como el que nos ocupa. Aficionados de ocasión que pagan su entrada y salen jurando en arameo, pues ni ven a su Imanol ni un festejo con la mínima dignidad exigible. Luego querremos que vuelvan, y como no lo harán, diremos que la fiesta está en crisis, que los antis nos revientan el negocio y que hay que entrar en cultura porque allí se pillan subvenciones. Y no es eso. La Fiesta no está en crisis. En crisis está lo que nos ofrecen día tras día sin que le interese a nadie. Elijamos ganaderías con emoción, transmisión y que se muevan, y toreros que se pongan de verdad, tengan sensibilidad y dignifiquen su profesión dentro de las mil variedades que existen: arte, valor, ambas cosas, tremendistas, banderilleros...Algo, pues hoy, una vez más, han fallado los cimientos. No ha habido novillos sino inválidos que se trastabillaban y se dejaban la vida en cada arrancada. Nueve ejemplares han saltado al ruedo y se podían haber devuelto a los corrales todos ellos sin el más mínimo remordimiento de conciencia. Dos han sido mansos y en la muleta se han dejado otros tantos aunque doblaban en cuanto se les bajaba la mano. Así es muy difícil, se juega con las ilusiones de tres novilleros que quieren ser toreros y se cabrea al personal para que al año siguiente se piense si se saca el abono o se va a Cambrils, como le insinúa la propia cada vez que uno llega a casa mentando los muertos de todo bicho viviente.
Con este panorama Alejandro Enríquez no ha podido hacer nada. Así de claro. El primero debió ser mandado a los corrales por Bentué, ya que no era válido para la lidia, pero hubo miedo, así que todo quedó en un quiero y no puedo. El cuarto se devolvió en banderillas porque era una ruina taurina y en su lugar salió otro del mismo hierro al que le da lo suyo en varas Manuel Ramos. Se encela en el caballo y Oscar Castellanos lo colea como si estuviésemos en una plaza de carros y además permite que salga suelto y vaya al picador de guardia. Un despropósito. En aquellos momentos ya se sabía que el novillo, aculado en tablas, era manso, por lo cual Carlos Pacheco y José Fuentes lo parean de dentro afuera con gran mérito y exposición, tanto, que el primero de ellos está a punto de sufrir un percance. Pero hay vergüenza torera y el público les corresponde haciendo que se desmonteren. Con la franela el manso-manso no tiene ni un pase y muere de una atravesada en los ijares muy-muy fea. Silencio en ambos.
Imanol Sánchez ha tenido en primer lugar un enemigo justo de fuerzas pero que ha servido en la muleta y un quinto sin opciones por su invalidez. Este torero de Pedrola tiene un gran número de seguidores, algo que es importante pues para las empresas oferta un plus añadido. Tiene afición, quizá sea esa su mayor virtud, pero su handicap se concentra en el concepto, en la estética. Sus muletazos carecen de plasticidad y entre tanda y tanda deja tanto espacio que daría lugar a una faena de otro compañero. Banderillea él mismo con voluntad y escaso acierto. Lo mejor de su labor ha sido la estocada recetada al quinto a la segunda intentona, entera y arriba. Al final saluda dos ovaciones y se le avisa en su primero. Juan Manuel Sangüesa ha estado acertado en la suerte de varas del quinto, ojo a este picador que se llevó el premio a la Feria del Pilar 2010.
Damián Castaño ha visto salir hasta tres novillos en su primer turno, los dos primeros devueltos por inválidos y el tercero ha sido otro similar que además ha manseado y se ha quedado en la plaza con la venia de Bentué. Se le ha simulado la suerte de varas pues según iba la tarde no se podían hacer experimentos y tras un inicio poderoso el novillo ha rodado por el albero como una pelota en la segunda tanda. No obstante el mozo ha dejado buena tarjeta de visita toreando al natural y la pena es que el novillo no se tenía en pie. El arrimoncete final sobra y al final se le ovaciona. Ante el sexto muestra su entrega de nuevo toreando a la verónica tras dos largas cambiadas de rodillas. Mal picado por Fernando Sánchez dobla el astado al salir del tercio de varas. Con la muleta está muy firme el novillero y torea bien al natural, con muchas ganas, dejando los mejores momentos de la tarde. Como colofón tres pinchazos y media muy fea y se le silencia.