Madrid se resiste a ponerlos a pesar de que hay numerosos aficionados que demandan su inclusión en los carteles, pero ha sido Ateca con su empresario Ignacio Ríos a la cabeza, quien ha logrado reunir en un mismo cartel para el próximo 8 de septiembre a dos toreros distintos que a poco que les embistan los novillos harán disfrutar al aficionado con aromas taurinos de otras épocas.
Con el maestro Frascuelo he coincidido en dos ocasiones, en Calanda y el Peñaflor de Gállego, y en las dos ocasiones he podido disfrutar con su expresión del concepto que tiene de torear, de sus maneras de comportarse en torero, de vivir la profesión eternamente enfundado en un traje de luces. Por otro lado Rodolfo Rodríguez "El Pana" representa la vida en un minuto, las noches de amaneceres eternos, el cariño de unos brazos desconocidos, siendo protagonista de uno de los brindis más sentidos en la historia del toreo cuando se despidió de la Plaza Méjico por su reconocimiento a quienes le ayudaron en los momentos difíciles.
El cartel de Ateca ha caído de pie entre una afición que demanda autenticidad y huida de la monotonía.