Ayer Fernando Cuadri echó en Zaragoza un corridón de toros. Con plaza, trapío y romana. Una señora corrida de toros para un coso de la importancia de Zaragoza y a la que dice el ganadero respetar, y es verdad, porque aquí viene con el listón muy alto, no como otros a los que se les llena la boca hablando de la Misericordia y traen encierros desparejos como si fueran limpiezas de corrales. Ayer Cuadri no trajo eso. Vino con seis toros escogidos para quedar como un señor en una plaza que también es su plaza. Irreprochables de presentación y aprovechables cuatro de ellos, como corresponde al prestigio de un ganadero como Fernando Cuadri, una persona con amplios conocimientos del campo, de la naturaleza y de los animales que, como el toro, se crían en ella, y además aficionado, y respetuoso con la herencia que le legó su padre. Si tienen la oportunidad de escuchar a Fernando Cuadri, no se lo pierdan. Siempre se aprenden cosas nuevas. Y por todo ello, por no defraudar a Zaragoza, Cuadri trajo una corrida de aduana. Que pidió los papeles a los tres toreros para acceder a un mundo nuevo y ninguno de los tres los tenía en regla. Tres toreros como Castaño, Paulita e Iván García que esperaban asentados en su Ciudad Juarez particular la oportunidad para cruzar el Río Grande y alcanzar el éxito en El Paso. Tres "espaldas mojadas" que veían en Cuadri su Río Bravo personificado para abandonar el paro obrero. Tres chamacos que ayer no alcanzaron la otra orilla, aunque alguno la llegó a tocar con la punta de los dedos.
En primer lugar Javier Castaño estuvo decidido en los lances de recibo a la verónica con un toro que esperaba mucho en banderillas y escrutaba a los rehileteros con ojos de carabinero fronterizo. En la muleta sirve el Cuadri pero no es tonto y sabe en todo momento dónde está el torero. Un ejemplar de cara o cruz al que Castaño le corta el viaje y torea en círculo por las afueras. El toro le coloca la alambrada y el torero no quiere problemas y se da la vuelta. Silencio para el torero y división de opiniones para el toro.
Quedaba otro, un cuarto con el que se luce Tito Sandoval con la puya y se desmonteran David Adalid y Francisco Javier Rodríguez por plantarle cara al gigante y ganarle la pelea. En la muleta tiene mucha clase pero a mitad de faena acusa su esfuerzo en varas y dobla las manos. El toro es noble y tenía condiciones. Suena la música y se luce José Campos con la tuba interpretando un pasadoble de nombre lamentable "Er chi-chi". Pero el torero ni se coloca ni lo lleva. Castaño está en el Río Grande arrastrado por la corriente y lo recoge una patrullera mejicana para devolverlo de nuevo a Ciudad Juarez. Ovación. De momento no hay paraíso y se aplaude al toro en el arrastre durante el cual algunos pidieron la vuelta al ruedo.
Después venía Paulita, un torero artista al que le dejan poco lucir su arte y que se ve anunciado en corridas a contraestilo. De lidiadores. Y así estuvo con el primero en su recibo capotero: lidiador ante un toro que empuja en el caballo y derriba a Saúco. Después se gusta Paulita en dos quites vistosos y Manuel Soto y Pablo Ciprés no hacen pie en el tercio de banderillas y se ahogan en las corrientes del Río Bravo. El toro, que parecía dormido en el capote, se muestra con mucho poder en la muleta y pide mando por parte del torero que enseguida ve que el pitón bueno es el izquierdo pues por el derecho cogía moscas. Pero todo queda ahí. Ni una cosa ni otra. Beguín the beguíne y aplausos para el toro en las mulillas.
Con el quinto Paulita ejecuta un excelente toreo a la verónica pero en banderillas vemos otro mitin de la cuadrilla. Esta vez Ángel Esteba y Ciprés, nuevamente, pasan un quinario con el Cuadri, un toro que es noble en la muleta pero que le falta un tranco más de viveza y con el que está correcto el torero, un espalda mojada que estuvo a punto de alcanzar el paraíso americano pero que fue detenido por una patrullera mejicana para devolverlo a su punto de partida.
Cerraba terna Iván García que quita por talaveranas a su primero, un toro que se arranca de lejos en el segundo puyazo y que tiene mucha clase en la muleta por su virtud de humillar aunque con el defecto de blandear, con el cual el torero no dice nada. Cuando sale el sexto, la tarde ya está un poco venida abajo. Lo llevan tres veces al caballo y se queda muy parado y embiste sin codicia y sin clase, muy deslucido, con el cual el torero poco puede hacer. Otro que no atraviesa el Río Bravo de Cuadri.
Al final oportunidad perdida, pues estos toros sí que llevaban oculto en las orejas el lugar por donde se puede cruzar el río fronterizo y la carretera para llegar a El Paso. El paraíso estuvo ahí.
Ficha: Con media entrada cubierta se celebró el 10º festejo de abono en el cual se lidiaron seis toros de Cuadri, serios, interesantes y de buen juego, siendo el mejor el 4º y el peor el 6º.
Javier Castaño, de blanco y oro: Tres pinchazos, trasera tendida y cinco descabellos (Silencio) y cuatro pinchazos y un descabello (Ovación).
Paulita, de vino tinto y oro: Dos pinchazos, media muy fea y casi entera arriba (Ovación) y cuatro pinchazos y una entera (Ovación tras aviso).
Iván García, de teja nueva y oro: Pinchazo y estocada en los blandos (Silencio) y un pinchazo, una atravesada y un descabello (Silencio).
Presidió: Bentué sin problemas.
Fotos: Náyade Moncín