El sábado 16 de febrero, las componentes de la Peña La Montera programaron el primer encuentro de los que ellas llaman "Montera en mano", para lo cual eligieron a una de las parejas de actualidad: Paulita y su nuevo apoderado José Ortega Cano, cuyo coloquio tuve el grandísimo honor de moderar por dos razones, la enjundia de los contertulios y la lección de torería que ambos dieron.
Paulita, buen torero donde los haya, que compone la figura como pocos y torea, cuando le sale, como los ángeles, estuvo alegre y disfrutando del momento por el que está pasando, pues no siempre una máxima figura del toreo como Ortega Cano te elige para desarrollar en el ruedo todo ese arte que todavía lleva dentro y que debe dar salida a través de su torero. Paulita tiene la moneda y el maestro cartagenero lo sabe, así que lo que hace falta es que cuando lo pongan las musas estén cerca y si es en plazas de responsabilidad que sean su sombra.
Y como nuevo apoderado ejercía el maestro José Ortega Cano, sincero, noble y desparramando arte para explicar lo que es el arte. Su tarde de Zaragoza hace unos días emulará a las de sus mayores éxitos vestido de luces. Se levantó del asiento, toreó de salón y se metió al respetable en el bolsillo demostrando que quien tuvo retuvo.
Fue una tarde mágica, de esas que salen pocas para no morir de éxito: Se habló de cruzar la raya, de torear a compás y de aprovechar las oportunidades. Todo eso en una hora que a los asistentes se les convirtió en cinco minutos gracias a la amenidad y a la sinceridad de los toreros. Había mucho público, más que nunca. Y salieron toreando tras haber asistido a una de las tardes más memorables de las que se han llevado a cabo en el aula cultural de la plaza de toros de Zaragoza.Pero tuvo que acabar a la hora convenida.
Para unos pocos la tertulia continuó compartiendo mesa y mantel. Los toreros dijeron que se habían divertido y que habían estado a gusto. Misión cumplida.Suerte a ambos.
Fotos de Vanesa y Lourdes Tamarit y Mª Jesús Montón