sábado, 23 de abril de 2011

Cartagena pasea una solitaria oreja en Zaragoza


El de Benidorm se ha encontrado en primer lugar con un toro de poca codicia. Es tropezado en banderillas y se le ovaciona con las cortas "al violín", suerte que creara Bernardino Landete y divulgase su tío Ginés. Cabriolas en la cara del toro que está como distraído y se luce con "Pericalvo" al igual que con "Bisbal" a cuyos lomos receta un rejonazo de muerte que acaba con la vida de "Langostino" de manera fulminante y sin puntilla. Oreja. Con el cuarto torea muy templado a dos pistas, ofreciendo los pechos del caballo. Acorta las distancias con "Magno" pero pincha dos veces antes de recetar uno entero. Al final ovación y vuelta por su cuenta.
Montes venía a Zaragoza con su cosa por dentro pues el año pasado, en la misma fecha, fue prendido perdiendo su cabalgadura "Chorongo" de una mortal cornada en el corazón. Para sobreponerse a La Situación, espera a su oponente a porta gayola con la garrocha en suerte que practicara José "El Algabeño" sobre 1920 y que posteriormente popularizara Javier Buendía. Sale el toro con muchos pies y el jinete lo templa con la vara de tentar. Muy campero. El toro, que ha sido bueno, se acaba en banderillas después de una lidia muy intensa en la que Montes se luce clavando banderillas a una mano y toreando con el sombrero cordobés en otra. Para acabar con su enemigo necesita de media contraria y un descabello pie a tierra. Con el quinto está el caballero muy serio y concentrado. Sobrio y austero de formas pero correcto, incluso realiza la suerte de la corveta o gambeta, más vuelve a matar mal de pinchazo, bajonazo y tres golpes de verduguillo. Al final escucha recado presidencial en ambos y se le ovaciona.
Cerraba terna Sergio Domínguez que ha estado bullidor en su primero clavando al quiebro y llegando a los tendidos pero como falla en el primer intento y necesita de media y descabello para finalizar su actuación, resulta únicamente ovacionado. Con el sexto se le ve entregado y con ganas de agradar pero vuelve a manejar mal los aceros y tras el rejón de muerte precisa de tres descabellos para poner punto final a su actuación.
En resumen, tarde un tanto insulsa de la que se hablará bastante poco. Pienso.

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