Tras cuarenta días ingresado en la Clínica Quirón de Zaragoza,
el pasado viernes recibía el alta, después de su dramática cogida, el banderillero de
Enrique Ponce Mariano de la Viña, el cual, en un tono emocionado quiso
despedirse de un equipo médico y de una ciudad que en todo momento habían
estado a su lado.
El torero de Albacete, que dijo
no recordar nada de tan trágico suceso ya que despertó del golpe recibido
varios días después, tuvo palabras sentidas para el doctor Valcarreres, a quien
reconoció como a un padre, y a la ciudad de Zaragoza, de quien había sentido su
apoyo desde que toreó en el año 1988 con el aragonés Raúl Zorita hasta el pasado
13 de octubre, día del suceso, en el que numerosas personas que asistían al
festejo se acercaron hasta la enfermería para donar sangre para salvar la vida del torero, que durante su recuperación, una virgen del Pilar y la colaboración de Jesús
Arruga, también le han servido de apoyo.
La misma tarde del viernes 22 de noviembre, el
doctor Valcarreres intervino en la cuarta y última conferencia del ciclo cultural
organizado por la UTE Coso de la Misericordia que gestiona la plaza de toros de
la capital maña y explicó que el subalterno había sido un paciente disciplinado
al que todavía le quedaba un largo proceso de recuperación, pero que no dudaba
de que si la ilusión y el deseo de Mariano de la Viña era volver a torear,
podría hacerlo.
Foto: Jesús Arruga
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