Podría haber otros titulares como Eclipse Ponce o La tarde que vi al maestro en Zaragoza y es que el de Chiva ha estado en la Misericordia inconmensurable.
Los aficionados se abrazaban en los bares de tapeo después del festejo y hasta los más exigentes se han rendido a la sabiduría de un Ponce fino, estético, lidiador y rebosante de temple que ha hecho muy bueno al buen juanpedro, al que incluso se le ha dado la vuelta al ruedo.
Desde el arranque de faena hasta el larguísimo saludo final, el torero ha estado en un estado de gracia que solo figuras como él son capaces de alcanzar, haciendo palpitar los corazones y perfumar los sentidos.
Toreo puro en su máxima expresión, regado de aroma de tauromaquia añeja llevada a cabo con una intensidad que solo los que estábamos en el ruedo seremos capaces de sentir.
Hoy Ponce se ha recreado en el toreo eterno y ha emocionado tanto a la Misercordia como solo los elegidos saben. El veterano maestro de Chiva es muy grande y cuando pasen los años y los siglos su sabiduría estará en la misma galería que la de Joselito el Gallo o Domingo Ortega.
Después de tamaña faena, Zaragoza empujaba con fuerza los aceros para sublimar lo ocurrido, pero las musas no querían que saliese a hombros del bicentenario coso el gran Ponce y ellas se lo han perdido porque la vuelta al ruedo del valenciano y la ovación posterior han sido de las que no se olvidan. Zaragoza es tuya , maestro.
Como compañeros de terna ha estado un Cayetano que lo ha intentado y un López Simón que se ha justificado y hasta ha cortado la oreja del tercero.
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