martes, 24 de agosto de 2010

Buena corrida de Joselito en Bilbao



24 de agosto de 2010. Hoy, en la 4ª de la Feria de Bilbao, se lidiaba un encierro con los hierros del Tajo y La Reina, propiedad de José Miguel Arroyo "Joselito" y con cartel plagado de figuras: La cosa prometía y más con Morante en nómina. Así pues, había que buscar un lugar para ver la corrida, por lo que nos hemos decidido por el bar Bianco, en la calle Martín Cortés, donde un grupo de "mohicanos" entre veterinarios, miembros de la Peña Taurina del Carmen y demás especímenes en estado de prerreservistas, nos hemos hermanado en torno a una LG de varias pulgadas.

En conjunto lo más destacado de la tarde ha sido el encierro que ha enviado el señor Arroyo que venía precedido de éxitos recientes, y en verdad que no ha decepcionado sino todo lo contrario. Cuatro toros bravos (2º, 3º, 4º y 6º) en los tiempos que corren ya es de titulares, y más si el sexto ha mostrado nobleza y bondad e incluso excelente tranco para hacer el toreo más actual, el que les gusta a las figuras, puesto que con los otros tres había que ponerse el mono de faena, someter y lidiar, virtudes tan en desuso que los matadores actuales saben que existen porque se lo han contado los mayores, razón por la cual, ninguno de los tres espadas ha obtenido el triunfo que toreros no tan de antaño y ya de fotos en color, como Camino, Puerta y El Viti hubieran logrado. Completaba sexteto un inválido que debió ser devuelto y que ha salido el primero y otro sosote y con poca codicia por la falta de casta, que ha pisado plaza en quinto lugar, echando por tierra el dicho del bueno que sale detrás del cuarto. Quizá lo más negativo ha sido el estado de los pitones de varios de los toros lidiados que se partían y escobillaban con demasiada facilidad, no sé si por falta de calcio o exceso de hierro. Eso lo tendrá que corregir el ganadero.

En cuanto a los toreros, Morante ha estado regular. Con el que pedía la UVI no se podía hacer nada que no fuera devolver la parte correspondiente a los aficionados que han pagado su entrada pues el producto adquirido no estaba en buen estado, y ante el bravo cuarto lo ha intentado el de la Puebla del Río sin arrugarse pero sin resultados estéticos relevantes. Nos quedamos con una media (verónica) de antología para el recuerdo.

Castella ha naufragado ante el bravo segundo, desbordado y camuflado entre enganchones. El inicio de faena ha sido trepidante con un pase cambiado por la espalda y lo demás agua. Con el quinto malo tampoco estuvo como debía, así que "menos bien" más "menos bien", igual a mal.

Cerraba terna Leandro sustituyendo a Cayetano, y no podrá decir que no ha tenido mimbres para confeccionar el cesto. Con el bravo tercero no se ha entendido, pues no está acostumbrado a lidiar toros de estas características; y con el noble sexto, que se ha templado el animal solo y mucho más en el último tercio, ha firmado los mejores muletazos de la tarde, largos y cadenciosos, profundos, pues el toro exigía mucho menos. Pero llegada la hora de matar se le ocurre a Leandro colocarlo en la suerte equivocada, llevando la contraria a la razón taurina que indica que a los toros bravos se les busca la muerte en la suerte natural, pero como los toreros de ahora matan donde bien les parece, pues en lugar de volcarse al morrillo a suerte o verdad, lo ha hecho en la suerte contraria para obtener un sartenazo atravesado y feo que se ha llevado las orejas del toro al desolladero y la posibilidad de arreglar lo que resta de temporada. De los errores también se aprende y en el pecado está la penitencia.

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