El toreo se pone caro. Los nuevos matadores se arriman
como perros y la vieja guardia no quiere dejarse ganar la pelea. Eso es lo que
ha sucedido hoy en Ejea. Ginés Marín ha salido a por todas y el Pirata ha
enseñado la bandera negra con las tibias y la calavera, mientras Rivera que ha
tenido que salir andando de la plaza ante un lote de pocas opciones.
Abría plaza Juan José Padilla para
firmar una actuación discreta ante su primero en la que le ha dado fuerte al
toro en el caballo sin querer poner los palitroques después. Al final de la
faena de muleta se ha arrimado y al matar por arriba se le ha concedido la
oreja. Ante el cuarto, el mejor del encierro, la cosa ha cambiado. Espoleado
por la actuación de Ginés Marín en el tercero, el jerezano ha colocado
banderillas y tras brindar a Ignacio Zorita ha desplegado su repertorio con la
franela en el que no han faltado muletazos de rodillas y desplantes. Ha vuelto
a matar con celeridad y a sus manos han ido las dos orejas del buen Orive, lo
que le permitía abrir la Puerta Grande.
Francisco Rivera Ordóñez se ha
enfrentado a dos toros de no muchas opciones y ha cortado la oreja del quinto
merced a su buena estocada. Ha estado con ganas de agradar toda la tarde,
aunque se le veía debajo de la media un vendaje en un gemelo que quizá le haya
mermado las facultades.
Ginés Marín sustituía a Roca Rey y lo cierto es que lo ha hecho con la máxima dignidad. Sus prometedores inicios con los novillos los confirma con el toro queriendo hacerse un hueco entre las figuras al igual que lo han hecho otros compañeros de reciente alternativa. En Ejea ha exprimido a sus dos toros a base de voluntad, entrega y valor, dejándose tocar la taleguilla en varios momentos de la lidia. Quiere y puede este torero de prometedor futuro y toreo vertical que ha arrancado la oreja de su primero, tras escuchar un recado presidencial, y las dos del que cerraba festejo, saliendo junto a Padilla a hombros de la plaza.
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