viernes, 16 de octubre de 2015

OREJA DE LEY PARA RAFAELILLO ANTE UNA DURÍSIMA CORRIDA DE ADOLFO MARTÍN


Quienes se han vestido hoy de luces en Zaragoza recordarán la corrida de Adolfo como un horror: Lista, reservona, peligrosa y sin entregarse, auténticas alimañas que han medido a la terna y le han pedido el DNI, el carné de conducir y hasta el de la biblioteca. No se ha entregado ni uno de un lote terrorífico en el que el mejor ha resultado ser el sexto porque por el pitón izquierdo parecía no querer coger al torero.
Dicho esto, el ponerse delante de esos bichos era toda una heroicidad en una tarde de bragueta prieta, aire entrecortado y sudor salado.

Foto José Luis Pinilla
De los tres actuantes el más placeado era Rafaelillo que, además, está en un estado profesional de dulce y hoy en Zaragoza se ha mostrado gigante y cabezudo en una tierra en la que de esas cualidades algo se sabe. Al torero se le ha visto animoso y disfrutando de su profesión en los inicios de la guerra. Y cuando se ha percatado de que el enemigo no disparaba con balas de fogueo se ha jugado la vida como pocas veces se ve en una plaza de toros, algo a lo que el público no está muy acostumbrado y no lo valora lo suficiente. El murciano ha estado capaz y valiente, saliendo cogido en sus dos toros y continuando su labor como un auténtico torero. La duda que me queda es si la mayoría de la plaza ha valorado ese desprecio a la cornada y ese anteponer su profesión al dolor. Por lo menos el Presidente si que estaba en lo que celebraba y le ha concedido a Rafaelillo un trofeo que ha arrancado a sangre y fuego, a cara o cruz...a vida o muerte.

Ricardo Torres es un torero aragonés que se ganó el puesto para hoy con su buen hacer en la corrida de san Jorge en el mes de abril y lo cierto es que esta tarde no le ha perdido la cara al miedo santacolomeño. Con su primero, que se dejaba torear más, ha firmado algún muletazo importante y con el quinto ha aguantado el tipo con mucho mayor oficio del que torea únicamente dos tardes al año. Poco más se le puede pedir a un torero que no ha perdido los papeles ante las fieras corrupias de don Adolfo cuando en su caso pudiera hasta haber sido comprensible.

Cerraba cartel Paulita que tras estirarse a la verónica como él sabe, ha tenido que enfrentarse al peor y al mejor o menos malo de la sesión de tarde. Con el malo ha estado digno y con el sexto, que algunos han aplaudido en el arrastre, ha logrado alguna tanda estimable, sobre todo cuando ha conseguido ligar los muletazos ante un astado que, aún desclasado, embestía con intermitencias y no ha desarrollado el instinto depredador de su hermanos.

En fin, tarde muy dura para los espadas y tremendamente exigente para ellos como consecuencia de las condiciones de sus oponentes que eran incapaces de dar opciones de triunfo.

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