Con un cuarto de entrada se ha lidiado la primera de feria en Zaragoza que era una novillada con picadores en la que se anunciaban cuatro utreros de Los Azores y dos más de Javier Molina para Damián Castaño, Javier Jiménez y David Galván.
En general el festejo ha tenido más sombras que luces y el personal que no ha acudido a la plaza podrá dormir tranquilo.
Por delante se han lidiado los cuatro de Los Azores, procedencia Domecq:
. El primero, falto de casta, no terminaba de romper por parado y rebrincadito.
. El primero, falto de casta, no terminaba de romper por parado y rebrincadito.
. El segundo mal presentado por chico, parece noble y va de lejos pero ni tiene fuerzas ni fondo bueno. Al final acaba mirando mucho tras cornear a su matador.
. El tercero, noblón, de feos pitones, no transmite emoción al respetable.
. El cuarto, noble, calamochea y aparece un tanto rebrincado pero tiene su punto de emoción. Es pronto al inicio de las tandas y luego va acortando su recorrido.
El festejo lo rematan dos novillos más de Javier Molina:
. El quinto que transmite, humilla y se va de largo mientras le deja el torero.
. El sexto muestra nobleza y recorrido hasta que le ahogan la embestida.
En cuanto a los toreros yo creo que la actuación más compacta ha sido la de Javier Jiménez con el segundo de la tarde, por el pitón izquierdo, tragando mucho y sin rectificar terreno ante las miradas de su oponente. Ha demostrado valor seco pues cuando ha recibido la cornada se le ha llenado la pierna de sangre y él ni se ha mirado y ha continuado toreando como si nada pasara. Además ha matado por arriba y ha paseado una oreja de ley, que hay que sumar a las dos que le cortó a un excelente novillos de Los Maños en mayo. Sigue al alza en Zaragoza.
Por cogida de su compañero, Damián Castaño ha tenido que enfrentarse a tres astados y ha cosechado tres silencios. Al primero lo ha probado por ambos pitones y su labor no ha tenido eco en el tendido a pesar de estar voluntarioso, tragar paquete y librarse de una cornada de milagro. Tiene una lesión en la mano y tarda en matar. Al cuarto le consiente mucho y consigue tandas con un punto de emoción, anotando en su haber un natural de gran trazo. Finaliza su tarea con dos circulares muy templados y con detalles de valor pero vuelve a matar muy mal. Con el sexto Castaño está voluntarioso con el capote pero en la muleta acorta las distancias ahogando las embestidas del noble animal, despachándolo de una casi entera un tanto trasera.
Finalmente David Galván ha mostrado las dos caras de la moneda. La buena en el tercero con un quehacer profesional repleto de valor y sin rehuir las cercanías, pegándose un arrimón en terrenos inverosímiles. No se cansa de estar delante de la cara de su enemigo y recibe un aviso sin montar la espada, usada de mala manera en primera instancia y rectificando en la segunda oportunidad, perdiendo el trofeo que ya tenía ganado. Pero en el sexto hemos visto otro Galván, sin terminar de acoplarse y con notables errores de colocación. Al final repite su actuación realizada ante el tercero y acorta distancias cuando el novillo demandaba anchuras. Se pone un punto pesado con el arrimón y al matar cobra una entera algo caída y trasera.
El público abandonaba la plaza encogiéndose de hombros y enarcando las cejas. Pues eso.
En cuanto a los toreros yo creo que la actuación más compacta ha sido la de Javier Jiménez con el segundo de la tarde, por el pitón izquierdo, tragando mucho y sin rectificar terreno ante las miradas de su oponente. Ha demostrado valor seco pues cuando ha recibido la cornada se le ha llenado la pierna de sangre y él ni se ha mirado y ha continuado toreando como si nada pasara. Además ha matado por arriba y ha paseado una oreja de ley, que hay que sumar a las dos que le cortó a un excelente novillos de Los Maños en mayo. Sigue al alza en Zaragoza.
Por cogida de su compañero, Damián Castaño ha tenido que enfrentarse a tres astados y ha cosechado tres silencios. Al primero lo ha probado por ambos pitones y su labor no ha tenido eco en el tendido a pesar de estar voluntarioso, tragar paquete y librarse de una cornada de milagro. Tiene una lesión en la mano y tarda en matar. Al cuarto le consiente mucho y consigue tandas con un punto de emoción, anotando en su haber un natural de gran trazo. Finaliza su tarea con dos circulares muy templados y con detalles de valor pero vuelve a matar muy mal. Con el sexto Castaño está voluntarioso con el capote pero en la muleta acorta las distancias ahogando las embestidas del noble animal, despachándolo de una casi entera un tanto trasera.
Finalmente David Galván ha mostrado las dos caras de la moneda. La buena en el tercero con un quehacer profesional repleto de valor y sin rehuir las cercanías, pegándose un arrimón en terrenos inverosímiles. No se cansa de estar delante de la cara de su enemigo y recibe un aviso sin montar la espada, usada de mala manera en primera instancia y rectificando en la segunda oportunidad, perdiendo el trofeo que ya tenía ganado. Pero en el sexto hemos visto otro Galván, sin terminar de acoplarse y con notables errores de colocación. Al final repite su actuación realizada ante el tercero y acorta distancias cuando el novillo demandaba anchuras. Se pone un punto pesado con el arrimón y al matar cobra una entera algo caída y trasera.
El público abandonaba la plaza encogiéndose de hombros y enarcando las cejas. Pues eso.
Ficha:
Damián Castaño, de grana y oro: Silencio en los tres con aviso en el 4º.
Javier Jiménez, de purísima y oro: Oreja en el único que mató tras pasar a la enfermería.
David Galván, de tabaco y oro: Ovación con aviso en ambos.
Se desmonteró David Adalid en el 1º tras dos buenos pares de banderillas.
Presidió Pasamontes y como asesores estuvieron Escobedo y Bolea. Sin complicaciones.
Foto: Jesús Millán y José Luis Pinilla
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