domingo, 9 de octubre de 2011

David Mora debió salir a hombros en la gran tarde de Bañuelos en Zaragoza


Y así tuvo que ser después de que el torero hubiese dictado una gran lección de tauromaquia pero no fue. Cosas del toreo. Esas cosas del Presidente Pasamontes que ayer no vio lo que vimos todos. Que un torero, David Mora, se había jugado la vida ante un duro y difícil toro de Bañuelos, el más complicado de la corrida y solo era premiado con una oreja. Están todos equivocados debió pensar Pasamontes, que discutía con sus asesores en el palco. Una pena que quien tantas veces "ha corregido" con acierto las ligerezas de un público zaragozano demasiado pedigüeño, llevando a la plaza por el buen camino, no supiera ver una de las faenas más contundentes y rotundas de los últimos años en la plaza de Zaragoza. Errare humanum est, pero se nos amargó la tarde, porque un torerazo como David Mora debió salir de la Misericordia a hombros del Chino y Jesús El Mesías, como colofón a una gran tarde de toros, con cinco orejas cortadas, en la que el encierro de Bañuelos fue de nota muy alta y el quehacer de Serafín Marín y Alberto Álvarez alcanzó cotas estimables.
Todo comenzó a las cinco y media de la tarde con un público que cubría la mitad del aforo, todavía impresionado por el horror vivido en el día anterior con Padilla. Asimilada y tragada la tragedia se abrió el portón para que saliera "Voladero", un astado de buen son pero justo de fuerzas, que fuera toreado por el catalán con gusto y cadencia con el percal. En la muleta Serafín aprovecha el buen tranco del Bañuelos, en el límite de sus fuerzas, para torearlo a placer y se gusta al natural hasta que sufre un desarme. Luego todo queda en pases sueltos sin continuidad. Remata de una casi entera en buen sitio y corta una oreja de las dos que llevaba el toro.
El cuarto era un torazo de 626 kgs que tiene nobleza pero al que le falta clase. El torero se pone por los dos pitones en una labor sin alma y sufre otro desarme. Lo mejor, la enorme estocada recetada que apuntamos para premio, y se le ovaciona.


Alberto Álvarez venía a Zaragoza con tres festejos toreados, uno de ellos con triunfo enorme en Tarazona de Aragón al estar a punto de indultar un toro de Carlos Charro. Y tuvo suerte en el sorteo pues le tocó en primer lugar un toro chico, de 472 ks y que se tapaba por la cara pero de gran calidad, al que torea con aseo en el primer tercio antes de que Mora estuviera sensacional en su quite al que remató con una media de alta escuela. Bien en la lidia Roberto Bermejo y a por la franela. El toro tiene clase y le permite relajarse al matador en una faena que va a menos. Sus inicios son mejores en la interpretación del natural pero la situación cambia en la mano diestra. El toro no parece el mismo y además tiende a meterse hacia los adentros. Al final una estocada un tanto desprendida rubrica la labor del de Ejea. Se aplaude al toro en el arrastre, que se lleva una oreja puesta ya que la otra la pasea en triunfo Alberto Álvarez.
Ate el 5º se desmontera Roberto Bermejo en banderillas y sobresale Venturita en la lidia. Correcto. En la muleta de Álvarez el toro se va de largo y transmite pero el espada acorta demasiado las series. El toro tiene clase aunque a veces parece tardear. En el transcurso de la faena el torero arroja su espada al albero y torea con la derecha sin ayuda para finalizar con otra gran estocada, un punto trasera que provoca derrame. Se aplaude al toro cuando era arrastrado por las mulillas y el torero pasea otra oreja en triunfo.




David Mora se llevó el lote (más malo) y estuvo cumbre ante sus dos enemigo. Soberbio y valeroso. Al final oreja con dos vueltas como desagravio por el error del palco y oreja en el sexto. Ahora mismo es el torero más puro del escalafón, que lo repitan si hay sustituciones. Su primero ya demostró poca claridad en el capote y estar muy orientado después de ser picado. El toro es un pájaro con un ojo en el torero y otro en la muleta. Ahí David está macho pues el Bañuelos tiene peligro pero a la vez emoción e importancia. Siempre le traga y le da el toque preciso. El astado parece más claro por el izquierdo pero siempre con sus cosas. Grande Mora con final ojedista en los medios. Miedo en el público y respeto al torero que rubrica de espadazo arriba. Ahora mal Pasamontes y mal el torero que tira la oreja pues le sabe a poco. Tiene razón pero eso no se hace. Al final la recoge y firma la paz después de dar dos clamorosas vueltas al redondel.



En el sexto Mora torea con el capote con mucha verdad. El toro es pronto y noble aunque le cuesta humillar. El torero lo engancha y lo lleva mandándole y obligándole después de darle reposo. Acaba de media de fea colocación y un descabello. Oreja.




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