Hoy se iniciaba el fin de semana torista de la Feria con una corrida de toros de Prieto de la Cal remendada con un ejemplar de Alcurrucén. Mal asunto, el ganadero había traído ocho toros de los cuales se aprobaron cuatro en principio y uno más poco antes del sorteo. Esto no es buena señal, pues una corrida considerada dura no debería tener problemas en los reconocimientos. Y ahora ¿de quien es la culpa? ¿Del ganadero que no ha elegido bien y no tenía una corrida para Zaragoza, o de los veterinarios que han subido el listón con respecto a Parladés, San Mateos y compañía?. Nunca lo sabremos. Habrá razones en ambos sentidos dependiendo de quien lo cuente.
Pero lo cierto es que en primer lugar ha salido un toro muy serio, jabonero, cornicorto, musculado, de mucho volumen y que ha ido con mucha alegría al caballo en el segundo puyazo. En la muleta solo ha tenido un par de embestidas con recorrido en las que Fernando Robleño ha estado fuera de cacho. En general el toro ha tenido nobleza pero poca transmisión por estar muy agarrado al piso.
En cuarto lugar ha salido un ejemplar de Alcurrucén que derriba al picador en la puerta de chiqueros al irse suelto. En el segundo puyazo se arranca de largo y se luce Alfonso Doblado que mete la puya hasta en cinco ocasiones. Robleño inicia su labor con doblones con transmisión pero el toro se orienta rápido por el pitón derecho, mientras que por el izquierdo se para y el torero le tiene que robar los pases de uno en uno. Cuando se lo llevan al desolladero los aficionados dividen su opinión.
Alberto Aguilar se ha medido con un toro de seis años, justo de presentación, que ha ido al caballo con buen son en el tercer puyazo. En la muleta el toro no sirve pues pega cabezazos y su embestida carece de calidad. Listo, aún con un espadazo dentro, siembra el pánico entre los toreros y está a punto de prender a dos de ellos. En las mulillas es despedido con división de opiniones.
El quinto es cornicorto del derecho y recibe tres puyazos. No tiene nada por ninguno de los dos pitones. Embiste con peligro, sin ninguna transmisión y con la cara muy alta, siendo pitado en el arrastre.
El tercero, astifino y blando es para Carlos Gallego, y es lidiado de forma superior por Roberto Bermejo, el cual está a punto de ser prendido. Al principio de la faena los pases le salen a Gallego de uno en uno; después, cuando se pone se queda descolocado. Finalmente el toro no humilla y le faltan ganas de pelear, siendo pitado en el arrastre.
Con el sexto llegó lo mejor de la tarde. Lo más artístico. Con seis entregadas verónicas de Gallego y una despaciosa media de remate. Precioso todo. Como de por allá abajo. Como con sabor a Toñín Baena, su apoderado. El toro parece que tiene calidad pero está muy flojo y por ello la suerte de varas es un simulacro. Carlos Gallego brinda su labor al Soro y demuestra que por el pitón derecho se mete mucho el animal. Se desplaza mejor por el izquierdo. Con más nobleza pero con la cabeza por las nubes. Pareció que pudo haber faena pero al final no la hubo. El toro ha sido el mejor hecho y se ha venido arriba en la muleta, siendo despedido con aplausos en el arrastre.
Ficha: 9ª de abono. Algo más de media plaza. Toros de Prieto de la Cal y uno, corrido en cuarto lugar, de Alcurrucén. Vistosos en la suerte de varas y agarrados al piso en el último tercio.
Fernando Robleño, de azul marino y oro: Pinchazo y estocada delantera y perpendicular (Ovación) y Pinchazo y estocada arriba (Ovación).
Alberto Aguilar, de malva y oro: Estocada que precisa cinco descabellos (Silencio) y Entera rinconera (Ovación).
Carlos Gallego, de verde manzana y oro: Entera arriba atravesada (Ovación) y Dos pinchazos antes de una media estocada (Silencio tras aviso).
Presidió Pasamontes sin problemas.
Foto: Daniela Martínez
Foto: Daniela Martínez
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