domingo, 2 de mayo de 2010

Difícil novillada de Prieto de la Cal en Zaragoza



Había en Zaragoza ganas de ver los novillos de Prieto de la Cal. El año pasado mandó un encierro interesante que acaparó algún premio que otro y se esperaba mucho por parte de la afición de estos ejemplares oriundos de la casta vazqueña con aportaciones del Duque de Veragua, lo que lleva consigo que salten al ruedo novillos con una notable variedad de pelajes, abundando los jaboneros.
Hoy la novillada ha estado suficientemente presentada y creo que el que mejor juego ha dado ha sido el primero, encastado y bueno por el pitón derecho. El resto de sus hermanos han mostrado complicaciones, no terminaban de humillar y carecían de claridad en sus embestidas. Los dos primeros ejemplares han sido ovacionados tras su muerte y el quinto ha recibido algún tímido aplauso cuando salía para el desolladero, el resto ha sido retirado por el tiro de mulillas en respetuoso silencio.
Ante este material los novilleros han navegado a la deriva, con la vela cangreja hecha astillas.
Javier Herrero abría plaza y ha lanceado a su primero sin gracia. El novillo se arrancaba de lejos al caballo y es correctamente picado por José Francisco Aguado. Con la muleta da muchos pases el aspirante a matador que cuenta con la emoción que aporta el astado. Consciente del peligro por el pitón izquierdo se coloca el espada por ahí, justificándose. En resumen, el novillo se va a ir con las orejas puestas al desolladero y al final echa la cara arriba y hace amagos de rajarse. Acaba su faena Herrero de una casi entera caída que produce derrame. Ovación.
El cuarto es bien picado también por el piquero de turno, en este caso Israel de Pedro, que se emplea poco y medido, y en el tercio de banderillas destaca Venturita, aunque no se desmontera. En la muleta se le cuela al espada por el izquierdo y luego se muestra con oficio aunque sin terminar de hilvanar faena alguna. El novillo, brindado al ganadero, es exigente y no es claro, además le puntea mucho la muleta. Pincha dos veces el matador hasta recetar una entera. Ovación tras aviso.
Alejandro Lalana volvía a su plaza de Zaragoza. Con el capote se luce en verónicas ganando terreno a su oponente, al que Diego Ochoa le mete las cuerdas a la primera tras arrancarse de largo en el segundo encuentro. Los inicios por abajo tienen sabor, luego el novillo se acaba pronto por el excesivo castigo en varas, se queda tobillero y Lalana está a punto de ser prendido. En general abusa de los desplantes y receta una estocada caída entrando despacio. Ovación.
Con el quinto el hijo de Gabriel es jaleado en las verónicas de recibo, posteriormente Rafael Sauco se justifica de sobra en dos puyazos sangrientos. En la lidia está desacertado Ángel Esteban, el novillo se duele en banderillas y se queda berreón. Muchos problemas en la muleta y el torero está a punto de ser cogido a lo largo de una faena instrumentada por completo por el lado izquierdo. Entra a matar sin probar al de Prieto por la derecha y pincha cinco veces antes de descabellar. Silencio tras aviso.
Antonio Rosales no ha hecho bien sus deberes con el capote ante el tercero de la tarde. Posteriormente se le pica mal por parte de Isidoro Rubio, que es derribado en el segundo puyazo. En la lidia de este ejemplar cae Javier Cerrato, que es pisado por el animal y resulta con fractura en el quinto metatarsiano. Con la muleta Rosales mueve mucho los pies, sobre todo en el primer muletazo de cada tanda, luego le faltan ideas para construir una faena de principio a fin. Bajonazo como epílogo y silencio por parte del respetable.
Ante el sexto bis, que salió en lugar del inválido titular, Rosales no asienta las zapatillas con el capote y su banderillero Juan Pedro Muriel cae ante la cara del novillo resultando atropellado. En la muleta el espada da muchos pases por ambos pitones, sin someter, por arriba y sin interesar a nadie. Sartenazo como clausura y silencio de nuevo para el diestro que tiene citas importantes en Sevilla y Madrid.
En fin, mala tarde para los aficionados que llenaban el coso de La Misericordia en una cuarta parte de su aforo. La dificultad para su lidia provocada por la casta y un punto de genio de los novillos demandaba manos más expertas que las que hoy se han puesto delante, que han visto cómo se iba al traste la ansiada oportunidad en una plaza de primera. Venir a Zaragoza con una de Prieto de la Cal exige oficio, que es lo mismo que conocimiento de la profesión, e ideas claras.
Foto: María de las Mercedes de Picón y Agero, Marquesa de Seoane, propietaria de la ganadería de Prieto de la Cal.

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