sábado, 16 de octubre de 2010

En Zaragoza tampoco pudo ser con los de Pablo Romero



Con algo más de media entrada se ha lidiado en La Misericordia la esperada divisa de Pablo Romero, que ha resultado desigual de juego y de presentación. En primer lugar ha saltado al ruedo el toro mejor presentado de la Feria, con cara y culata, de seis años, noble y blando que tenía un buen pitón izquierdo. Lo ha recibido Padilla con una larga cambiada de rodillas y lo pone en suerte con chicuelinas al paso. Ya blandea el toro. Recibe dos puyazos sin apretar y sale suelto en ambos. Coge los palos el matador y en los tres demuestra estar escaso de facultades y tiene que rematar sus pares tomando el olivo. En la muleta el torazo pasa pero tiende a echar la cara arriba mientras que por el izquierdo va de escándalo pero le engancha la muleta a Padilla constantemente. Nos quedamos sin ver el juego del toro que intuimos bueno. Bajonazo en la suerte contraria y ovación del público para el matador. Al cuarto, hondo, largo y de cabeza pequeña le da lo suyo y lo del vecino Alventus en el caballo y se queda con poco recorrido, lleva la cara alta y se para. Poco se podía hacer y Padilla le endilga una entera delantera y caída, un pinchazo más otra entera baja. El público silencia su labor tras escuchar un aviso para el torero.

Después del trailer aparecido en primer lugar ha saltado a la arena un torete anovillado, cornicorto, de casi cinco años, que también ha blandeado y ha sido protestado por doblar tras la suerte de varas. Brinda su muerte Alberto Álvarez a la Unión de Taurinos y Aficionados de Cataluña que exhibían una pancarta que rezaba: "Nadie debe prohibir el toreo ni la libertad. Políticos, aún estáis a tiempo de rectificar". Por el pitón derecho, que es el bueno, el torero se templa, pero al quedarse descruzado le salen los pases de uno en uno. Por el otro pitón el toro lo quiere quitar de en medio en dos naturales, así que Álvarez vuelve de nuevo a la derecha, esta vez sin montar la espada, para dar una tanda sucedánea de naturales con la diestra. Tras una faena discreta mata por arriba, se auxilia de dos golpes de verduguillo y le otorgan una oreja después de un recado que ojalá le sirva de algo, pues el metal utilizado en la moneda es de baja aleación. Ante el quinto, otro toraco marca de la casa, se luce el picador Juan Manuel Sangüesa. De premio. Y se desmontera Venturita junto a Jesús Arruga, uno de los triunfadores del serial. Siete tardes vestido de luces, siete pares buenos y todavía queda una novillada de postre. En la muleta el de Resina pega tornillazos por ambos pitones y el espada no se decide a bajarle la mano, por lo que la cabeza del toro roza la cubierta de la plaza. La faena es un "ay" continuo y acaba de dos estocadas bajas y otros tantos descabellos, siendo ovacionado.

Iván Fandiño se presentaba en Zaragoza ante un torazo de seis años, blandito. Se le pica poco y se luce Jarocho en la lidia. Con la muleta le pierde muchos pases y disminuye la ligazón, base de la estructura de una faena. Por el izquierdo el toro quiere coger y por el derecho al final también se orienta aún no siendo un barrabás. De metisaca y entera acaba su labor el vasco siendo ovacionado. El sexto embiste calamocheando y echando la cara arriba. Es muy molesto para el torero que acorta las distancias mientras el toro pega tornillazos. El astado pedía metros y mano baja y encuentra centímetros y mano por donde se puede. Al final estocada entera que asoma y silencio tras aviso para concluir una tarde de poca trascendencia para la historia de la Misericordia. Eso sí, el primero era un torazo guapo, de impresionante trapío que nos engañó a todos, pues luego en la corrida ya no salió ninguno así de bien presentado.

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