Era el día del Pilar y se despedía Millán, un espada de casa, toreaba un mediático como el ahora llamado Paquirri y el amo del cotarro banderillero-popular como es El Fandi, y ni aún así se colocó el NO HAY BILLETES. Aviso a navegantes. El personal se cansa de ponerlas sin nada a cambio: Ahora toca comida familiar y con los nietos a las ferias. Ya vale de toros modernos.
Esas teníamos cuando se hizo el paseíllo. A mitad se leyó un manifiesto de los profesionales en favor de la Fiesta y al romperse una ovación le recordó a Millán que el público reconocía su trayectoria profesional. Y salió el primero, un toro noble al que le faltaba un puntito. Tras las varas el torero banderillea para creerse más la nueva versión Paquirri, siendo ovacionado tras el tercer par al violín. Con la franela resaltan dos trincherazos componiendo la figura y una tanda suave y templada aunque en la segunda ya abusa del pico. Con la izquierda está fino y despegado en dos series. Finaliza de una estocada infame en las costillas y un descabello siendo silenciado.
El cuarto de Bañuelos pasaba pero le faltaba clase. Es recibido con una larga cambiada de rodillas y Pedro Gériz no ejecuta mal la suerte de varas. En banderillas el nuevo Paquirri comete un error técnico que a punto está de suponerle un percance serio. Con el toro aculado en tablas quiere clavar. No tiene escapatoria. Busca la tronera con desesperación y el toro lo saca de dentro y lo voltea. Después aún le quedan arrestos para otro violín. En la franela el toro embiste con sosería y el torero no se quita del sitio basando su faena en el izquierdo. Pincha una vez y logra una casi entera y caída. Ovación.
Jesús Millán vio como se iba a los corrales por blando su Bañuelos saliendo en su lugar uno de El Torreón, sin fuerzas ni opciones. Lo brindó a su padre y se derrumba a las primeras de cambio. Pinchazo y entera delanterilla. Ovación. El quinto es un toro que repite más y tiene la embestida con cierta franqueza. Lo pica bien Francisco Plazas y Roberto Bermejo dicta una lección magistral con el percal. De las que se recuerdan. Tras el brindis al público se pone Millán. El toro transmite y le corta el viaje el torero al tercer muletazo. La faena resulta voluntariosa con algún detalle por abajo. El animal tardea por el izquierdo y el conjunto no levanta el vuelo. Mata mal y recibe dos recados antes de la ovación de despedida.
El Fandi recibe al tercero con una larga cambiada de rodillas y se le jalea en verónicas y chicuelinas. Parece que se levanta el muermo pues, además, con las banderillas forma su lío habitual. El toro había empujado en varas y servía en la muleta pero el de Granada rectifica prácticamente en todos los muletazos demostrando únicamente voluntad y entrega. Tras pinchazo y entera se le ovaciona. Al sexto lo quita por navarras y obtiene un tercer par de banderillas meritorio por los adentros. En la muleta tardea el toro y manifiesta falta de clase. Nada de nada antes de una trasera un punto caída. Silencio.
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