Bardallur se debate entre el sí y el no a las vaquillas

Al parecer hay cierta polémica en los foros de Bardallur sobre el asunto de que si en fiestas se deben programar vaquillas o si no. Hay detractores por principios, disconformes racionales y defensores furibundos. En Bardallur, como en casi todos los municipios, siempre hubo vacas en fiestas aunque, por circunstancias que desconocemos, se perdiera la costumbre en un momento concreto. Posteriormente se volvieron a instaurar este tipo de festejos en los primeros años de los 70.

La plaza se formaba con remolques y maderos en la era de los Almacenes o en otros emplazamientos similares, alguno de ellos junto al callejón del Mudo, y era costumbre, si se podía, meter a las vacas en casas particulares.

Pero para algunos, el espectáculo ya no es el que era y se les hace un poco pesado ver correr a las vacas por las calles arriba y abajo. Además creen que cuestan mucho dinero y que tal como está la situación el Ayuntamiento no debiera contratarlas para contener el gasto público.

Por contra también están los que opinan que los festejos taurinos deben seguir celebrándose pues no entienden las fiestas sin vacas por ser costumbre ancestral y arraigada en la localidad.

Ante opiniones tan dispares el Ayuntamiento tendrá que contentar al mayor número de vecinos posible, sabiendo que gobierna para todos y ambas partes deberán entender que todas las posiciones son respetables en un municipio que antaño contó con dos picadores importantes entre sus hijos: Uno de ellos llamado Pablo Tobajas, allí nacido en el año 1903 que se hizo picador en 1927 estando al servicio de la empresa de caballos de Pablo Martínez "Chopera", por lo que toreó mucho en plazas del norte de la península. El otro piquero fue Fulgencio Tobajas, nacido en Bardallur el 4 de noviembre de 1905, que debutó en la profesión en 1926, actuando en la empresa de caballos de Antón Pradera, siendo reserva en la plaza de Zaragoza durante mucho tiempo hasta alcanzar una gran proyección en 1931.

(En la imagen antigua, propiedad de N. Lázaro, se ve a "El Escalera", de Bárboles, promesa entonces del toreo y a algunos jóvenes del pueblo en la plaza de los Almacenes).