viernes, 6 de julio de 2012

Pina de Ebro y sus festejos populares











Pina de Ebro es una localidad de la ribera del río que centra sus fiestas en derredor del toro, no en vano su astado ensogado del día de San Juan se convierte en una de las tradiciones con epicentro taurómaco más importantes de nuestro país. Cada año designan a un pregonero de postín para que glose su legado y en esta ocasión han elegido, de manera certera, a Jesús Colás para el evento, el cual explicaba así la fiesta de Pina: "Las personas somos iguales en dignidad y diversas en identidad. El toro de sogas es una manifestación cultural que dice mucho y bueno de vuestra identidad. Esta tradición se sitúa en el mismo origen de la tauromaquia. El acto de traer al toro corriendo por las calles del pueblo, sujeto con cuerdas, es el origen de la palabra «corrida» que hoy usamos para designar el espectáculo taurino. Y es «cultura» porque es creación de vuestra gente, representación y signo de una forma de transformar la relación natural del hombre con el animal. El toro supone la fuerza, el vigor y la pujanza de vuestro pueblo.

El peso de esta tradición tan singular está hoy en el ambiente de esta plaza, y empapa a niños, jóvenes y mayores. Y es que vuestra fiesta es lúcida, bella y hermosa. Decía el poeta inglés John Keats que “una cosa hermosa es una alegría para siempre” y, eso es la fiesta del toro de sogas de Pina de Ebro: Una alegría casi eterna".
Como consecuencia de este bruñido pregón, he tenido la oportunidad de contactar con Conchita Celma, la cual se ha brindado a facilitarme un extraordinario elenco de fotografía antigua con la fiesta popular en las calles de Pina centrada en el correr de vacas de lidia, sin duda el resto cultural más antiguo de lo que ha sido la relación entre hombre y toro. Y viendo estas fotos se puede ver resumida la presencia de animales bravos en nuestros pueblos. La masculinidad del hombre de antaño tenía que medirse con la fuerza bruta de la bestia y, además, burlar su embestida, para lo cual creaban estructuras básicas con talanqueras y maderos desde donde veían el espectáculo masivamente los ancianos, las mujeres y los niños, mientras que el varón pisaba plaza y el que quería demostrar mayor cuantía de testosterona, protegido por un cañizo o un cuévano para recoger las uvas, ahora llamado unánimemente roscadero, se ponía delante del astado para manifestar su virilidad. Eso era la fiesta hasta entonces y así lo vemos en las bellísimas imágenes que Conchita ha recopilado de Pina. Instantáneas de los años 40, 50 y 60 que diferirían muy poco de las que se hubieran podido realizar en 1.800 si hubiera nacido antes Joseph Nicéphore Niépce. Ya sabemos que ahora es otra cosa, pero nadie nos podrá quitar nunca la satisfacción que nos produce viajar por el túnel del tiempo a lo largo de nuestra historia, aunque sea a través de la imagen fija. Lo demás es cuestión de ponerle un poco de imaginación. De momento ahí está el legado de Pina.

4 comentarios:

  1. Paco:
    Dirás que a cuento de qué viene mi comentario, pero después de leer tu entrada y sobre todo viendo estas fotos, pensaba si alguien algún día será capaz de decir que el toro no es una tradición propia de estas tierras. Y seguro que lo dirán, porque indocumentados hay en todas partes, pero lo malo son los seguidistas a los que les conviene creerlo por una limosna de votos. Perdona por el desvarío.
    Un saludo

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  2. No, no, Enrique, pienso como tú. No se puede generalizar pero habrá casos en los que tu comentario tiene una validez del 100%, pero para eso estamos la reserva india, aunque solo sea para quitarles la razón.
    Saludos

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  3. ME UNO A LA RESERVA "INDIA" SI ESO SIRVE PARA APOYAR LA FIESTA DEL TORO O TAURINA, DE NUESTRA TIERRA, O DE LA PENÍNSULA IBERICA SI CABE..!

    UN SALUDO PACO

    SALUDOS TAURINOS Y ECUESTRES.

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  4. Salva: Bienvenido a la reserva. Me alegro de saludarte y no dejeis perder estas cosas en Pina.
    Un abrazo

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