Como consecuencia de la magnífica colección de fotografía antigua que me ha proporcionado Concha Celma sobre festejos populares en Pina de Ebro, he pensado que podría ser interesante llevar a cabo un aparte específico sobre el roscadero en concreto, para lo cual he elegido un texto de Emilio Pérez que me ha parecido interesante para adaptarlo posteriormente a mis necesidades en el artículo. Y esto es lo que ha salido:
El roscadero es la única suerte, espectáculo, forma de lidia o de toreo existente en la actualidad que no está tipificada en la Tauromaquia Tradicional aragonesa, por lo que a continuación vamos a analizar lo que es, cómo se realiza y para que sirve o sirvió, ya que en la actualidad los roscaderos han quedado reducidos a una suerte realizada únicamente en concursos de festejos populares.No está muy claro cual es el origen de la "suerte del roscadero o cesto", pero lo que parece evidente es que fue durante muchos años una forma de medir la bravura de las reses de lidia, al igual que hoy está la suerte de varas. El roscadero se utilizaba en las tientas como termómetro de la casta, pero solo en la zona de Aragón y parte de Navarra, por lo que nos atrevemos a afirmar que fue la forma de tentar de aquellas ganaderías que pastaban por esos lares, pertenecientes a la llamada Casta Navarra, que tan movidos ejemplares alumbraba y que, precisamente por esto, dejaron de solicitarlos los toreros, llegando finalmente casi a desaparecer. Por lo tanto, si las ganaderías que empleaban el roscadero les servía para calibrar la bravura, se puede afirmar que su práctica era una forma de tienta y además buena, la cual, sin desmerecer al caballo, debería tener su sitio en la historia de la Tauromaquia Tradicional Aragonesa.
Materialmente, el roscadero es un envase de mimbre muy parecido a los cuévanos utilizados en la vendimia y que también se empleaban cuando el maíz se recolectaba a mano y, para la suerte que nos ocupa, a este cesto se le coloca un suplementode unos 25 centímetros de diámetro, también de mimbre y llamado campana, alrededor de la boca para que a la res le quepa la cabeza con holgura. Además, en el centro o cuerpo del roscadero se colocan dos estacas transversales, que suelen ser de madera de olmo por la gran resistencia que ofrecen. Estos anclajes sirven para que la cuadrilla pueda agarrar la herramienta y en algunas zonas se suele poner también una estaca perpendicular, formando con las anteriores una especie de cruz que evita que la res pueda introducir la cabeza en el roscadero más de lo que sería conveniente, pero lo que se puede conseguir es que las vacas encuentran ahí un tope que no les deje colocar bien la cabeza y no puedan pelear correctamente. A los extremos de estas estacas se les llama generalmente púas ó pugas, aunque con este nombre solo se denomine a la estaca que está más próxima a la campana, la que es agarrada por dos mozos, uno por cada lado, ya que la trasera solo la sostiene una persona que es la que "lleva" el roscadero.
Para proteger las manos de los mozos se suelen adherir al cesto unas gomas para impedir que el pitón de la res traspase el mimbre y pueda cornear a la persona.
Las cuadrillas del roscadero las suelen componer cuatro personas, pero en la zona de la Ribera del Ebro, tanto el mozo que lleva el cesto como los púas, cogen el roscadero de la estaca delantera, mientras que el cuarto agarra el roscadero de la estaca trasera, aunque los dos púas y el llevador también se unan con sus brazos agarrándose por el hombro.
Explicar la técnica del roscadero es complicado, aunque lo fundamental es avanzar hacia la vaca llevando los cuatro mozos el mismo paso, desplazándose todos con el mismo pié. Cuando se produce el encuentro entre la vaca y el roscadero hay que procurar tener el cuévano lo más bajo posible. Los mozos púas harán fuerza con su brazo hacía bajo contrarrestando la que la vaca hace hacía arriba con su cabeza. La función del cuarto mozo es detener el impulso hacia atrás, para lo cual procurará estirar una de sus piernas lo máximo posible para que haga como de puntal y ofrezca mayor resistencia a la fuerza que ya de por sí trae la vaca.
Cuando la res haya embestido unas cuantas veces es conveniente andar hacia atrás para darle más confianza al animal a la vez que le dejas que se recupere, para luego volver a empujar de nuevo hacia adelante.
Se suelen realizar concursos de roscaderos tanto en las Cinco Villas como en la Ribera del Ebro, aunque el más importante es el que se celebra en Zaragoza coincidiendo con las fiestas del Pilar.
(Texto basado en el escrito de Emilio Pérez para la Cabaña Brava denominado "Roscaderos").
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