En Ateca (Zaragoza) construyeron una plaza de toros fija y específicamente para fines taurinos entre los años 1860 y 1865 por obra y gracia de un adinerado propietario llamado Vicente Álvaro quien, en compañía de su esposa Antonia Duce, decidió invertir sus ahorros en un inmueble octogonal que fue la envidia de toda la comarca. El hombre debía de estar orientado en Madrid, pues los ricos de antes tenían su cartel en la capital de España y, a inaugurar el coso, se trajo nada más y nada menos que al joven "Currito", el prometedor vástago de Curro Cúchares, el del arte -para entendernos-. Pero después de aquella efemérides nada sabemos de toros en Ateca hasta unos cuantos años después, en los que se documenta el primer festejo habido en aquella plaza tras su puesta de largo. Y fue con astados de Carriquiri. Ahía es nada. Se celebraban Ferias en la localidad entre los días 16 y 20 de septiembre y se anunciaba en la prensa que probablemente, durante esos días de 1872, se correrían toros y novillos y se celebrarían sesiones de teatro y baile, entre otras diversiones. Los pronósticos se cumplieron pues con el paso del tiempo se confirma que hubo toros pertenecientes a la ganadería de Carriquiri en Ateca y que serían estoqueados por el espada madrileño Rubito.
Y ahí nos quedamos. De momento desconocemos el resultado de unos actos que serán los primeros de los que tengamos constancia que se celebren en el coso de «Las Eras de Capuchinos» tras el festejo inaugural, pero quien sabe si con el paso del tiempo la luz brille en esta oscuridad.
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