Acabo de leer la biografía de Alfonso Navalón que ha escrito Paco Cañamero. Estoy impresionado. Me ha dado mucho qué pensar. He de reconocer que tenía un conocimiento superficial de la obra de uno de los maestros de la crítica en estos últimos años. La imagen que guardaba de él era la de su inmersión en una bronca perenne con toreros, apoderados y empresarios; pero hoy, gracias al libro de Cañamero he descubierto al Navalón de las grandes crónicas. Debo reconocer que nadie como él ha sabido trasladarme a la realidad del campo. Sus contenidos te aligeran los movimientos de sístole y diástole, te conmueven hasta hacerte tambalear y huelen a yerba fresca de primavera recién cortada.
Después de leer estas líneas, lugares como su finca El Berrocal y municipios como Fuentes de Oñoro, Ciudad Rodrigo o la misma Salamanca nos resultan tan próximos como si en ellos hubiésemos pasado grandes temporadas junto a los aficionados de aquellos lares con quienes hubiésemos tomados unos vinos con alguna tapa.
Ese desgarro de los que menos tienen sale en sus escritos a borbotones y los sabios de verdad, los que conocen los ciclos del campo, las fases de la luna, los temperos propicios o los comportamientos de los animales cobran protagonismo en sus crónicas, asombrosas todas e inigualables muchas: "Don Jesús, el cura apoderado", "Los limpiabotas", "La mujer del teniente", "Los banderilleros viejos", "Una encina en la Maestranza" dedicada a El Viti, "El obituario al torero José Falcón" o "El recuerdo de Ignacio, el mayoral de Manuel Arranz"son alguno de los ejemplos.
Esas crónicas suyas donde la tierra se pisa casi de verdad, y los personajes cobran vida entre las líneas escritas con su Olivetti en defensa de la pureza de la Fiesta son las que me llegan. Me importan menos sus discrepancias con medio mundo taurino o su vuelta de rosca en lo personal. Navalón se expresó como pocos saben hacerlo y tocaba la fibra del alma como sólo a los elegidos les está permitido. Escribió un libro titulado "Viaje a los toros del sol" que mañana mismo salgo corriendo a comprarlo a la librería.
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