domingo, 17 de abril de 2011

En Zaragoza tarde de pocos argumentos y abundantes bostezos en la 2ª de abono


Poco a destacar de lo visto hoy en Zaragoza por las dos mil personas aproximadamente que han surtido los tendidos de La Misericordia en una tarde agradable y soleada, pues el ganadero con sus toros y los toreros con sus desganas han ofrecido un global deficiente y merecedor del suspenso.
Los astados han sido desiguales de presentación, chicos los tres primeros, de poco fondo y abundante sosería, a excepción del segundo, noble y bueno en la muleta, y del sexto, que antes de rajarse ha dado sus opciones.
Con lo dicho sería disculpable el triste balance del festejo con la salvedad de la vuelta al ruedo de
Morenito en su segundo que sabe a muy poco. Y es que el de Aranda, a pesar de haber toreado bien con el capote, con la roja no ha encontrado el sitio por haberle acortado las distancias al bravo animal. Casi toda la faena es por el izquierdo, de uno en uno y con abundantes punteos de muleta. Sólo un natural, por abajo, le ha salido limpio, resultando lo mejor la estocada: entera y arriba. Con el quinto Morenito se mete entre los pitones en una faena de porfía que se sabía abocada al fracaso de antemano por las nulas condiciones de su oponente.
El momento artístico de la tarde lo ha firmado Juan Mora ante el cuarto con su toreo de capote, lleno de empaque y buen gusto. Y ahí quedó todo, pues con la muleta el toro se acaba en la segunda tanda, pero no por ello el de Plasencia abandona, pues metiéndose entre los pitones sondea en busca de agua dentro de un pozo seco. Otra cosa es la apatía mostrada ante su anovillado primero, colocándose mal y con muchas precauciones. Cosas de los toreros.
Cerraba Luque que ha planteado a su primero un inicio de muleta alentador. Parecía reparado de la vista pero sus primeras embestidas han tenido transmisión, por lo que el torero ha estado templado a pesar de torear algo despegado y de abajo-arriba, llegando al tendido, pero pronto se quedó sin toro. Algo similar le ocurrió con el sexto, muy soso en el primer tercio pero que en la muleta ha plantado cara a su matador, el cual sin terminar de tomarle el pulso, le puede; lo que hace que se raje y que el de Parladé se vaya a tablas.
En fin, tarde de escaso rédito ganadero que imponen determinados toreros y que consiguen ahuyentar al público de los tendidos, con el agravante de que un toro bueno que sale se lo deja su matador sin torear.

Foto: Manolo Caracol y su hija.

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