En la provincia de Zaragoza, junto al pantano de la Tranquera, se encuentra la localidad de Ibdes, un municipio de 500 habitantes muy próximo al Monasterio de Piedra y a los balnearios de Jaraba que tiene un retablo en su iglesia mayor pintado por Pietro Morone. Su caserío tiene sabor a pueblo con raíces profundas excavadas en la historia y entre sus calles destaca un espacio público denominado Plaza de los Toros, así llamado por correrse animales bravos en ella desde tiempos muy antiguos. Actualmente la plaza, de superficie cuadrada atravesada en diagonal por la carretera, ha mejorado mucho, y en ella se viene celebrando una cena popular cada año en el mes de agosto.
En tiempos recientes se han adecentado varias casas de su conjunto, se ha restaurado un parterre enladrillado para circundar la olma y se ha colocado un poste en el centro con la escultura de un torico, al estilo del de Teruel, como distintivo o signo de identidad de la plaza.
Por estas razones damos a conocer a Ibdes en los ámbitos taurinos, porque sin avergonzarse de su pasado ha mantenido el nombre de su espacio más singular como Plaza de Toros, sin duda la denominación que le dio el vecindario desde antiguo porque en ella tenían lugar los espectáculos taurinos, convirtiendo una zona pública en un referente para todos los vecinos que ya sabían que allí se celebraría el ritual taurino y, eso que seguro que a lo largo de su historia su denominación ha estado en peligro en multitud de ocasiones en busca del recuerdo de algún personaje de relumbrón. Pero no pudieron con ella. No se olviden: Plaza de Toros. En Ibdes, donde la historia se abraza con la Fiesta.
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