A la Fiesta de los toros se acercan muchas personas atraídas por su colorido, su estética o su riesgo y, de todo ese conjunto, alguna de ellas queda atrapada para siempre por la magia de un mundo sorprendente y sensorial. Tal circunstancia extraña poco si sucede con personas de nuestro país o de entornos relacionados históricamente con el toro, pero ya no lo es tanto si el origen del seducido es europeo o norteamericano, siendo realmente insólito que quien se apasione por nuestra Fiesta sea asiático o más aún africano, como es el caso de Sofía Leo Nana, una camerunesa que lleva diez años viviendo en Zaragoza y que trabaja como encargada de la empresa de limpieza que se ocupa de poner a punto la plaza de toros de La Misericordia después de cada festejo, y que no se pierde ni un espectáculo si sus ocupaciones se lo permiten.
Aquí llegó, vio y se convenció de su pasión por los toros después de muchas horas sentada en el tendido, del 4 normalmente, y de asistir a todo tipo de espectáculos taurinos, incluso de recortadores, que le parecen muy peligrosos. Por ello y, teniendo en cuenta las diferencias culturales que podrían existir entre España y Camerún, el país de Samuel Eto´o, Kameni o Alex Song; yo personalmente tenía interés por saber qué le transmitía a ella la fiesta de los toros y cómo comunicaba las sensaciones que percibía a su entorno; en definitiva, quería saber si existía otra óptica para percibir un espectáculo tan específico de nuestra cultura. Y cuando se lo pregunté, Sofía me contestó que a ella lo que más le llegaba era el movimiento, debiendo hacer el torero como un círculo y, cuando lo explicaba, estiraba el brazo y giraba el torso como si estuviera pegando un muletazo. Estaba claro, no se refería a las piernas sino al giro de cadera que tiene que dar el matador para acompasar y someter la embestida de un animal.
Ese es el concepto más genuino, el auténtico, pero le cuesta trabajo explicarle a su familia de Camerún que alguien es capaz de dominar el miedo y ponerse delante de una fiera solo con un pedazo de tela para defenderse. Por eso graba las corridas y las envía a su país, para que vean que es cierto lo que hacen los toreros españoles de quien admira dos virtudes principalmente: el valor y el movimiento (dentro de su concepto), dejando la suerte suprema como lo menos agradable de ese rito mágico que es una corrida de toros.
Su torero preferido es El Fandi, del que dice que no hay dos como él; y también Cayetano, por los ojos verdes que tiene, pero, en general, admira a todos los toreros porque son capaces de ponerse delante de un animal bravo, explicando que ella es más torerista que torista. Estos pilares le ha gustado mucho Padilla porque ha vuelto a torear y El Juli en el segundo de su lote por su labor en conjunto, y qué buen ojo ha tenido porque el de Jerez ha sido el triunfador de la Feria y Julián el premiado por la mejor faena.
Para ella el toro tiene que ser bueno, llevar leña en la cabeza, estar bien alimentado y no ser muy bajo, porque molesta al torero.
Por su situación profesional, Sofía invierte muchas horas en la plaza de toros, sobre todo en pilares, donde algunos días se celebran cuatro festejos, por eso ella a las 8 de la mañana ya está allí y se va a las 3 de la madrugada después de haber dejado el coso listo para el espectáculo del día siguiente. Por tanto, asiste a las corridas mayores y a los festejos populares, viviendo el mundo taurino tan de cerca que hasta su hijo de seis años quiere ser torero y ella misma reconoce que pese a no haber toreado le gustaría ponerse delante de una becerra para experimentar las sensaciones que ve en los demás cuando va a La Misericordia.
Sofía es una aficionada auténtica que ve en los toros una tradición española a la que hay que respetar y participa de la Fiesta con otros compañeros de trabajo que se han enganchado a la afición de la jefa, que ya tiene tanta experiencia como aficionada que pide las orejas con el pañuelo blanco y da palmas en el sexto cuando suena la jota de los toros, ahora ya a compás, sin equivocarse.
Si tuviera que aconsejar a un chaval que empieza le diría que no tuviese miedo y que adquiriese estilo porque hay que torear despacio. Ahí queda eso. Podría ser de Sevilla, pero es de Camerún.
Que grande Sr. Martinez, me ha encantado poder conocer la visión de esta aficionada. Varios días los he visto en el tendido 4 viendo festejos. Recuerdo la novillada matinal en la que estaban todos en las filas altas del tendido siguiendo el festejo sin perder detalle.
ResponderEliminarEnhorabuena a Sofia por su temporada.
Pues sí Ferrando. Yo tenía interés en saber si había una óptica distinta desde la perspectiva de otra cultura, pero ya vemos que el punto de vista de Sofía es parecido al nuestro.
ResponderEliminarLo curioso será ver a su familia cuando pongan los videos de toros y se los enseñen a sus vecinos.
Saludos