Con este material abría plaza Imanol Sánchez, un torero aragonés que tiene afición para repartir a cuatro novilleros, pero que no progresa ni en su concepto artístico ni en su evolución técnica. Hace las cosas sin tener formación en el oficio, coloca banderillas con facultades, pero con los trebejos en la mano resulta tosco y eléctrico. Hoy ha derrochado ganas de agradar, pero sus maneras aceleradas le han restado profundidad. Practica un toreo básico ya superado a estas alturas de la tauromaquia aunque no dejemos de reconocerle su actitud. Esta tarde con el noble y flojo primero no se ha entendido y con el difícil cuarto ha puesto su vida en peligro al ser prendido hasta en dos ocasiones, la segunda de ellas de manera dramática, de la que ha salido contusionado en cabeza, hombro y muslo. Imanol es todo corazón, pero si quiere funcionar ya es hora de que mejore su oficio y alguien le debería decir que tomar el olivo de manera sistemática cuando se sale de un par de banderillas no dice mucho a su favor.
Foto: Carlos Moncín |
El segundo en concordia era Antonio Puerta y nos ha enseñado las dos caras de una misma moneda. Con el noble y colaborador segundo, el mejor del encierro, ha toreado relajado y a gusto, con buen corte de torero, pero con el complicado quinto ha cantado la gallina hasta en tres ocasiones. Cuidado con estas cosas en plazas de primera y con ganado como el de Adelaida. Estamos de acuerdo en que con su primero ha estado torero, con cierta pureza aún sin redondear faena para mi gusto, que ha dejado intuir más cosas que las que ha demostrado, que se relaja, pero codillea y al quinto, manso de libro, lo ha despachado pasando un atragantón. Utrero antiguo para torero moderno. Buf...a ver como lo arreglamos.
El tercero era un novillero sevillano que responde al nombre de Ángel Jiménez y lo cierto es que al muchacho le ha tocado la más fea para el baile y ha dicho que se mueva su prima. Ha tenido dos lisardos con mucha plaza mientras que el torero andaba muy poco placeado y ha ocurrido lo que suele ocurrir en estos casos cuando no se está firme y se está renuente a bajar la mano, que el utrero se sube a las barbas, y eso que al de la Jota le han dado caña en el jaco. El chaval no lo veía, no se echaba la muleta a la izquierda y se le discernía con ganas de que pasaran los diez minutos para salir corriendo hacia el hotel y decirle a su apoderado que de esas ni una más.
En fin, novilleros sin oficio ni cualidades técnicas para enfrentarse a una novillada de Zaragoza, con la que se juegan la vida. En las plazas de primera no se hacen probatinas. Si no se está preparado se queda uno en casa, pero ya sé lo que van a decir, que así está el toreo.
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