Cuando se confeccionan los carteles de las ferias de las distintas localidades, los empresarios se enfrentan al problema de los toreros locales, profesionales en su mayor parte con varios años de alternativa y pocos festejos toreados que están siempre a la espera de esa oportunidad que parece no llegar nunca o en la taquilla de una estación para sacar un billete donde el último tren pasó hace tiempo. Buenos toreros unos, sin ambición otros, sin querer ser de verdad alguno más, en fin, profesionales sin la suerte necesaria para triunfar en el mundo del toro, por no buscarla o por no encontrarla.
Estos toreros, cuando llega la feria de su tierra quieren torear con el único mérito en su currículum del lugar de nacimiento. Si la ciudad es pequeña el arreglo es más sencillo pero en los grandes eventos la cosa se complica, pues a una plaza de primera hay que llegar por méritos propios y no por haber visto la luz en un determinado territorio. Para estos toreros deberían estar las plazas de segunda o tercera categoría, y si alguno triunfaba y toreaba con éxito 12 o 15 corridas en el verano, tendría todo el derecho del mundo en reclamar plaza en "su" feria de primera.
Así debería ser, pero no es. En Aragón, por ejemplo, los toreros locales quieren venir al Pilar de Zaragoza con escaso bagaje profesional haciendo valer el plus de espada local. No es suficiente. Estos toreros deberían estar acartelados en ferias importantes de menor categoría como Teruel, Huesca o Calatayud, por citar las más relevantes y los triunfadores reivindicarse para Zaragoza, pero, cosas del toreo, entre las tres ferias citadas, con sus 32 puestos en liza, solo uno es para un aragonés, Sergio Cerezos, que tendrá la oportunidad en su ciudad el 8 de julio. Del resto rien de rien, tenemos franceses, mejicanos, portugueses y españoles varios, pero ningún aragonés más y muchos a los que nada tienen que envidiar nuestros Paulitas, Serranitos, Albertosálvarez o Carlosgallegos, por citar unos pocos. Pero dentro de la escasa atención que las empresas prestan a nuestros toreros, Teruel es la más considerada. Ponen a su Cerezos en la feria y luego lo contratan en Cella para agosto. En Santa Eulalia del Campo se acuerdan del rejoneador Mario Pérez Langa y en Calatayud, de donde es natural, lo dejan fuera, al igual que de Teruel capital donde prefieren un mano a mano entre caballeros y dejar una plaza libre. Y en el aspecto novilleril ocurre lo mismo, pues solo la turolense Andorra se acuerda de los de aquí y en sus novilladas acartelan a Imanol Sánchez y a Miguel Cuartero. Por contra, Huesca y Calatayud pasan del cachirulo, si bien en la ciudad altoaragonesa veremos a Casanova y a Arruga, dos de los más grandes rehileteros de todos los tiempos. De aquí.
Así pues, ¿qué hacer?. No los ponen en plazas de 2ª y 3ª categoría porque impera el cambio de cromos y luego pedirán el Pilar. Esto es complicado.
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