Esta mañana me recordaba ese gran aficionado que es Jesús Colas, que un 11 de enero, pero de 1893, había nacido en Zaragoza Florentino Ballesteros, torero que tuvo su importancia en las temporadas de 1916 y 1917, año en que una grave cornada le produjo la muerte.
Ballesteros había nacido en la calle del Caballo de Zaragoza, y poco más tarde fue depositado en el Hospicio Provincial. Siguiendo el protocolo de la Beneficencia de aquel entonces, hasta los cinco años se crió en Loscos (Teruel), más tarde, en el hospicio de Calatayud y, por último, en el Hogar Pignatelli de Zaragoza.
Estando en Zaragoza acudía a la plaza de la Misericordia como músico de la Banda Provincial y desde entonces siempre albergó la idea de ser figura del toreo, así que tras una brillante carrera como novillero, el 13 de abril le concedió la alternativa en la capital de España Joselito el Gallo, con quien siempre le unió una gran amistad y junto al cual toreaba un 22 de abril de 1917 en Madrid cuando el toro «Cocinero» de Benjumea le infirió una grave cornada en el pecho, muriendo a los 24 años en la madrugada del día siguiente en la fonda de los Leones, siendo enterrado en el cementerio de Torrero de Zaragoza.
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