Deza es un pueblo de la provincia de Soria de 251 habitantes al que se puede acceder desde la Autovía de Madrid, tomando la salida de Embid de Ariza y dejando atrás Cihuela. Conserva interesante patrimonio histórico artístico entre el cual se encuentra su plaza de toros: Irregular, excavada en la roca y con un sabor a prehistoria de la fiesta taurina que te hace imaginar que en cualquier momento pueden salir por allí haciendo el paseíllo Pedro Romero, Paquiro o Juan León. Su estructura te traslada a la desnudez de un rito taurómaco, singular como ninguno, como es un festejo en el que intervienen seres humanos y reses bravas, en el que se amalgaman luces y sedas con roca y gentío.
En esta plaza se corren vacas y se lidian novillos durante las fiestas del Cristo del Consuelo en el segundo domingo de septiembre y se tiene por costumbre "pasar el guante" durante el festejo para que los actuantes se lleven algún ingreso del lugar. Aquí, en un año sin determinar, toreaba Banderas y debió tener una tarde tan desafortunada que, a partir de entonces, se acuñó en la zona una frase célebre para quienes habían quedado fatal en algún lance de la vida, al que se le decía que había quedado (tan mal) como "Banderas en Deza", es decir, lamentablemente; en un símil que nos pudiera hacer recordar el dicho de "Quedar como la vaca de Morata", animal que tardó mucho en salir del toril y que cuando salió hizo sus necesidades en público y se volvió a sus aposentos.
En esta plaza de Deza el buen aficionado que era el atecano Fernando Sabroso tuvo su momento jindama cuando fue confundido con un capa y le querían hacer lidiar un novillo enorme que se había quedado "abandonado" en el ruedo porque los profesionales se habían largado al ver el trapío que tenía.
En fin, un coso en forma de herradura y por tanto transmisor de la buena suerte que hay que visitar y si es cuando hay toros, mejor.
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