Tarde de mucho calor en La Misericordia y cinco mil personas para ver un cartel de ¿figuras?. Es lo que hay fuera de Feria, aunque se anuncien toreros mediáticos, como hoy, con una terna que abría Rivera Ordóñez, espada que ha mostrado buena actitud con su primero, colocando banderillas con más voluntad que acierto en esa evolución interior que lleva para convertirse en Paquirri. A partir de ahí el toro se ha parado, reponía la embestida y Rivera no ha podido pasar de intentarlo.
Al cuarto, lo ha vuelto a banderillear Rivera Ordóñez con el mismo resultado que ante el primero y se le ovacionan sus deseos de agradar, pero en la franela el toro es un marmolillo, sin emoción alguna que imposibilita el espectáculo, al que despacha su matador de un pinchazo y una casi entera caída.
Con el segundo de la tarde, el Cid se ha sentido inspirado y ha manejado el capote con gusto, hasta rematar con la media en la misma boca de riego. A continuación se desmontera El Boni en banderillas y el matador brinda al público. Podría ser. El toro tiene tranco y El Cid se relaja y templa, eso sí, colocado en la pala del pitón, pero el animal solo dura tres tandas por el derecho, pues cuando su matador cambia de mano está ya camino del Paraíso, donde no tarda en llegar después de una buena estocada precedida de un metisaca.
Al igual que el anterior, el quinto tenía quince muletazos y los ha aprovechado El Cid de nuevo con la mano diestra. Faena paralela a la primera. A partir de ahí el toro dijo basta y el torero tuvo que acortar los terrenos, entrando la faena en una fase anodina, huera. Con la espada el de Salteras apunta bajo, pero el efecto es fulminante, llegando a sus manos una segunda oreja de tan baja aleación como la primera.
El tercero sale corretón y lo para César Jiménez jugando los brazos con armonía en el uso del percal. En el caballo le da poco El Legionario y con los palos están sencillamente extraordinarios Casanova y Arruga, que tienen que saludar montera en mano tras acertar con los garapullos, pero en la muleta el toro no sirve, se para y cuando embiste, derrota; por lo que César Jiménez no obtiene resultado satisfactorio alguno.
El sexto esperó mucho en banderillas y se frenó pronto en la muleta, por lo que la labor de César Jiménez resultó baldía, con predominio del unipase y tensa espera entre un muletazo y otro. Tras intentarlo por ambos pitones, despachó a su enemigo de una entera y dos descabellos, poniendo el broche final a una tarde de escaso contenido ganadero y artístico.
Mal asunto si la afición comenta que lo mejor de la tarde han sido los pares de banderillas de Boni, Casanova y Arruga.
Plaza de toros de La Misericordia de Zaragoza. Media entrada escasa. Toros de Gerardo Ortega, parados y de poco juego; lo mejores, segundo y quinto.
Paquirri: silencio y silencio.
El Cid: oreja y oreja.
César Jiménez: silencio y silencio.
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