lunes, 23 de enero de 2012

También nos deja Enrique Asín


Esta noche pasada falleció en Zaragoza quien fuera gran aficionado Enrique Asín Cormán a la edad de 64 años. Su cuerpo se encuentra presente en la sala 17 del tanatorio del Cementerio de Torrero de la ciudad aragonesa y el oratorio será en la CAPILLA 3 dentro de una  ceremonia que tendrá lugar mañana, 24/01/2012, a las 12:40.
Recuerdo a Enrique con gratitud porque nos abrió las puertas de su museo, que era su casa, a mi amigo Joaquín y a mi incondicionalmente. Allí se celebraban tertulias taurinas y se podían consultar ejemplares bibliográficos de gran interés. Entonces Enrique rezumaba señorío y elegancia, mostrando maneras de expresión y comportamiento de enorme exquisitez y rancio sabor romántico. Siempre te atendía personalmente con gran cordialidad y te hacía partícipe de todo de lo que dispusiera. Coleccionó historias y obras en su sede de la calle Blas y Ubide, que enseñaba con deleite. Participaba en programas de radio junto a Solís, Moya y Sesma, publicaba a sus expensas obras de contenido histórico-taurino dignas de coleccionista y llevó al papel una magistral biografía de Florentino Ballesteros así como un compendio de los festejos celebrados en la época de José Bonaparte en sus "toros josefinos".
Su pasión por los toros le llevó a presidir la Unión de Abonados la plaza de toros de Zaragoza y llegó a convertirse en una persona con predicamento en el mundillo taurino nuestro, pero todo se vino al traste con la muerte de su esposa y el declive financiero de su empresa. El museo cerró, su presencia pública escaseó y con ello sus ilusiones dentro de una vida llena de contrariedades, lo que no empaña mi recuerdo hacia su persona, con su pelo engominado, sus bigotes románticos, su voz engolada y su figura ocupando un asiento del tendido uno de La Misericordia. Amigo Enrique, no te olvidaremos: Descansa en paz.
Para completar la semblanza del finado he elegido un texto de Antón Castro, publicado en su blog el 12 de octubre de 2009, titulado "ENRIQUE ASÍN: VIDA, ARTE Y TOROS":

Enrique Asín Cormán (era) como un caballero de antaño: elegante, señorial, un enamorado de la belleza, del romanticismo y del arte. Halló en la tauromaquia un universo ideal de incitaciones. De niño, su abuelo Jesús Cormán, ‘el Cojo’, lo llevaba al Coso de la Misericordia y le hablaba de la ‘Edad de Oro’ del toreo aragonés, cuando Herrerín y Ballesteros provocaban suspiros de emoción y alguna reyerta a bastonazos en los aledaños de la plaza. Poco después, de estudiante en Madrid, se hizo asiduo del Museo Romántico y era un merodeador insomne de las Ventas, que olía a almizcle y a vaharada espesa de humo. Volvió a casa con el gusanillo de los toros en la cabeza y en la sangre, y a ese mundo le dedicó muchos esfuerzos. Fue adquiriendo una colección de fotos, trajes, carteles, cuadros, dibujos, estampas, maquetas, espadas, periódicos y revistas, y creó el Museo Taurino en Blas Ubide 12+1. Su local era un foco de encuentro y de tertulias donde los aficionados y amigos de Enrique parloteaban, comían y bebían a sus anchas. Su mujer era familiar del litógrafo Portabella y así consiguió carteles y pruebas de impresión. Un día, a Enrique la vida empezó a darle latigazos terribles: se murieron su mujer y su propia hermana, se arruinó, y peleó contra la fatalidad. Intentó que su amada colección se quedase aquí, en vano, y para resistir tuvo que vender algunas piezas espléndidas. Ahora (octubre de 2009), una parte de ese patrimonio se expone en el Palacio de Sástago. Gusten o no los toros, ahí puede verse un impresionante legado cultural de casi tres siglos. Enrique, que tiene algo de diletante trágico, ni pudo asistir a la inauguración: sufrió un accidente en una cadera y desde el hospital soñó que contaba a los asistentes el cuento de los toros. Una loca pasión por la fiesta: esa orgía del amago, del vértigo y la muerte.

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