lunes, 10 de septiembre de 2018

El tarro de las esencias de Curro Díaz abre la Puerta Grande de Calatayud

FICHA
En tarde nublada y con un cuarto del aforo cubierto se lidiaron en Calatayud cinco toros del Marqués de Quintanar, procedencia Núñez, bien presentados y de juego desigual, noblones pero descastados y con las fuerzas muy justas, y uno de San Miguel, que sustituía al que abrió plaza después de haberse roto un pitón por la cepa en un topetazo contra el caballo, que salió como primero bis, y ofreció un juego aceptable.

CURRO DÍAZ, que hizo el paseíllo desmonterado: Dos orejas y oreja
JOSELITO ADAME: Oreja y silencio
GONZALO CABALLERO, que hizo el paseíllo desmonterado: Oreja y silencio

Presidió Mercedes Serrate, bien, acompañada de dos magníficos aficionados como son Jesús Martínez Muñoz y José Luís Pinilla del Pino.

INCIDENCIAS: Las majas no tuvieron las sillas necesarias para sentarse en la meseta donde se colocan habitualmente y se tocó "el cumpleaños feliz" en un momento del festejo al creerse erróneamente que asistía al mismo la hija de la Infanta Elena, Dª Victoria Federica de Marichalar y Borbón, que ayer celebraba su dieciocho cumpleaños y a quien se relaciona con el torero que cerraba terna.En realidad las personas asistentes eran familiares del espada.

RESUMEN
El sobrero de San Miguel, que abría plaza, embestía dulce por el pitón derecho especialmente y Curro Díaz lo toreó con lentitud y empaque, abriendo el tarro de las esencias en determinados momentos y pegándose un arrimón al final. Como mató certeramente fue premiado con dos orejas.El cuarto era un astado que parecía que no iba a servir pero que a base de consentirlo y de llevarlo bien embebido en la muleta en el toreo al natural, Curro logró hilvanar una faena donde no existía, acabando de media en buen sitio que sirvió para pasear otro trofeo.

El segundo, noblón y de fuerzas escasas, le permitió a Joselito Adame instrumentar una faena larga pero de escasa profundidad, con abundantes pases por el pitón derecho especialmente. Mató de entera caída y recibió una oreja. El quinto fue un toro brusco que tiraba gañafones por doquier, sobre todo si tocaba las telas. Adame volvió a querer agradar aunque la faena debió cortarse al derrumbarse el animal al final del trasteo, debiendo ser apuntillado. Tras colocar un excelente par de banderillas tuvo que desmonterarse Fernando Sánchez.

El toro tercero manseó en el caballo  y fue bueno para la muleta, pero la falta de oficio del nobel Gonzalo Caballero se plasmó en un toreo a media altura adoleciendo de falta de mando y mano baja, por lo que el torero pasó por tramos dificultosos en más de una ocasión. Mató abajo y la celeridad en llegar la muerte le valió una oreja. Con el sexto se encendió la luz artificial mientras el picador le daba con saña al astado, ganándose una sonora y más que merecida bronca, pues un profesional no puede tener tan injustificado e irrespetuoso comportamiento. En la muleta el toro no sirvió, embestió sin clase y con la cara muy arriba por lo que la faena no tuvo trascendencia, concluyendo Caballero de una estocada entera, tendida y atravesada que necesito de dos golpes de verduguillo.

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